miércoles, 27 de julio de 2011

Cuento descriptivo para niños

El camaleón que no aceptaba su condición.
Cuando la mamá camaleón vio a sus nuevos hijitos recién salidos del cascarón, se puso muy contenta porque eran de distintos colores, había uno rojo, uno amarillo y otro verde. Y eligió los colores en inglés para bautizarlos.
El rojo se llamó Red, el amarillo se llamó Yellow y el verde, Green.
Cuando la mamá camaleón les dio permiso para salir del nido, los dos hermanos mayores, Red y Yellow, comenzaron a practicar su habilidad para cambiar de colores, pero Green no participaba del juego. Sus hermanos lo desafiaban a que lo intentara, le pedían por favor o lo amenazaban de acusarlo con la mamá, pero él no hacía caso.
Un día, el jefe de los camaleones llamó a los más jóvenes para ver como iban avanzando en su habilidad; los dos hermanos mayores habían practicado tanto, que estaban más nerviosos por Green que por ellos mismos.
La prueba consistía en camuflarse en distintas situaciones: en la primera prueba el camaleón se ubicaba frente a un montón de hojas de distintos tamaños, todas color verde, pero de distintos verdes, habían hojas verde oscuro, otras verde claro, otras verde oliva, otras verde limón, etcétera. Entonces el camaleoncito se paraba frente a las hojas y debía tratar de no verse nada, imagínate la concentración que debían tener, poner su cola verde limón, su tórax verde oscuro y la cabeza verde claro, ¡uf, difícil!
La segunda prueba era más compleja: los maestros camaleones ordenaron las flores más bellas y coloridas, en distintas posiciones; orquídeas rojas, junto a otras blancas, otras azules, pequeñas flores amarillas y unos pétalos naranjos. El camaleoncito que estaba en prueba, se ponía frente a ellas y no debía verse, entonces se concentraba mucho y ponía, por ejemplo, una patita naranja, su lomo rojo, la colita blanca y la cabeza azul, ¡eso si que costaba!
Y la tercera prueba, más difícil aun, era una mezcla de elementos de la selva, hojas, flores, ramas y frutos, todo revuelto, ¡eso si que era difícil.
Todos los pequeños las habían pasado, pero cuando llamaron a Green, todo se complicó.
Como Green era verde, pasó la primera prueba, aunque no con la mejor nota. Luego en la segunda prueba no la pasó y su mamá casi se muere de vergüenza y la última prueba, nada, ni siquiera quiso entrar.
Como las notas eran tan bajas, los maestros y el jefe de los camaleones lo llamaron para saber que le había pasado, quizás estaba enfermito y tendría que repetir la prueba…
Cuando estuvo frente a sus maestros, ellos le preguntaron:
¿Por qué no pasaste las pruebas? Y el respondió: porque creo  que es innecesario hacer tanto esfuerzo.
El jefe saltó furioso de su rama y dijo exasperado: que dices, nuestros depredadores, la culebra y las aves, están practicando mucho para descubrir nuestra ubicación, agudizan la vista y si te distraes y una parte de tu cuerpo cambia de color, ¡zaz! Te cazan.
Pero jefe, dijo Green,  no se ha dado cuenta de lo que pasa en nuestra selva, seguramente usted vivió en una gran selva, pero mis hermanos y yo vivimos aquí, fíjese a su alrededor, ya no hay aves de quien preocuparse, nunca he visto una culebra, este es un lugar seguro, a veces voy hacia los límites de nuestro hogar y veo una barrera transparente, al acercarme, pude ver un mundo completamente distinto al nuestro, humanos caminando por senderos casi sin vegetación, extraños animales peludos llevando a los humanos tirados por correas, pequeños humanos mirando hacia nuestra selva mientras comen coloridas cosas y no se haga el tonto, ¿a caso no ha visto que entran humanos trayendo deliciosos grillos y langostas para que comamos?
Además, mire el cielo, agregó Green,  no es azul como todos creen, es negro con estrellas que se prenden y apagan siempre a las mismas horas. ¿De donde podrían venir las aves? Disculpen, pero yo no voy a trabajar en algo innecesario, cuando nuestra realidad es otra, ¡no hay peligro!
Todos los camaleones mayores, lo miraron con atención y se dieron cuenta de que tenía razón, pero un camaleón viejo, que sólo escuchaba agregó:
En los largos años que llevo en esta selva cerrada, he visto que se han llevado a muchos de los nuestros, y como no hay mucho que hacer aquí, he aprendido a escuchar a los humanos y me enteré que ellos, observan nuestras pruebas de camuflaje con unos ojos mágicos, reconocen al mejor de todos y se lo llevan, ellos dicen que los llevan a la selva real para reinsertarlos, entonces yo te pregunto, Green, ¿será bueno hacer estas pruebas de camuflaje o aun piensas que son innecesarias?
Green se quedó pensando un momento y humildemente afirmó y se comprometió a practicar.
Fin. 

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